Sin embargo, las características identitarias de los estilos nacionales se mantuvieron muy presentes en la adaptación de este nuevo género vocal. Si bien los tonos humanos abrieron un nuevo cauce expresivo al tratamiento musical del tópico «amor» en todos sus ámbitos érotico, símbolico y bucólico, los airs de cour se convirtieron en el soporte musical de la poesía francesa que representaban, con un gesto más sutil, galante y delicado, todas las sutilezas y las pasiones del alma. A pesar de que ambos géneros ofrecían riquísimas posibilidades de instrumentación para el acompañamiento vocal, la guitarra barroca fue, junto al arpa, el instrumento predilecto de la sonoridad hispánica en la música escénica, mientras que el laúd lo fue para la música francesa. En esta propuesta se mantiene la voz casi al desnudo, solo con el contrapunto de la cuerda pulsada, para explorar los entresijos de la poesía amorosa entre Francia y España.